miércoles, 19 de diciembre de 2007
Bye
Al menos por un largo tiempo...
Para Daniel, el mejor amigo del mundo, con cariño, siempre estarás para mi.
jueves, 6 de diciembre de 2007
La vieja de al lado
Esta lista esta dedicada a todos los que tienen una vieja de 102 años hincha pelotas de vecina.
- La vieja de al lado me mira raro a través de sus ojos blancos con cataratas.
- La vieja de al lado dice que soy "chorro" porque tengo una remera de Sepultura.
- La vieja de al lado dice que mi hermana es trola porque todos los dias sale con un tipo diferente, pero en realidad es el mismo de siempre, sólo que la vieja no ve una mierda.
- La vieja de al lado le quiere dar vidrio molido en carne picada a mi gato Camilo (ya la descubrí con las manos en la masa 3 veces, vieja genocida).
- La vieja de al lado se queja todo el tiempo del volumen alto de la música que escucho, y eso que es sorda y le salen pelos de las orejas.
- La vieja de al lado parece un troll... con hemorroides.
- La vieja de al lado va a la iglesia vestida de prostituta libanesa (con vestidos con arabescos).
- La vieja de al lado barre contra el viento... vieja imbécil y decerebrada.
- La vieja de al lado riega las plantas y me moja la bici al pedo... vieja pu**.
- La vieja de al lado una vez, me pinchó una pelota de fútbol... así está el fútbol uruguayo señores.
- La vieja de al lado esta viuda... el marido se suicido a los 3 dias luego de casarse con ella, vieja hincha pelotas y frígida.
- La vieja de al lado no deja salir a sus hijas de noche... vieja carcelera y cortamambos (las hijas de 18 y 21 estan divinas!).
- La vieja de al lado tiene olor naftalina y querosene... un fósforo, y a la mierda vieja
- La vieja de al lado odia a los perros del barrio... y los perros del barrio están planeando su asesinato (y quieren que parezca un accidente).
- La vieja de al lado escucha folklore y tango todo el día... vieja untr00.
- La vieja de al lado tiene un hermano árabe... le dicen "el turbante loco".
- La vieja de al lado se queja del gobierno... vieja miliquera.
- La vieja de al lado ama a Fidel... vieja comunista.
- La vieja de al lado tiene bastones, con los cuales, te revienta las canillas si te cruzás por su camino... vieja golpeadora.
- La vieja de al lado no dice malas palabras... vieja conchu**, hija de mil put**, mal cogi**!
- La vieja de al lado dice que se está por morir todos los años... que se muera de una vez, estorbo humano.
- La vieja de al lado no usa ropa interior... cuando sopla el viento... huele feo.
- La vieja de al lado va al médico todas las semanas... no vayas más y morite... vieja de mierda!
- La vieja de al lado tiene un pajarito llamado Hector que canta todas las mañanas... pájaro del or**, ya te voy a dar el escopetazo que te juré... pu**.
- La vieja de al lado va al almacén de shoggin, parece una ciruela pasa adentro de un pañuelo.
Fin... o que esperaban, que siga hasta el fin del mundo... soperutanos!!!
miércoles, 5 de diciembre de 2007
War - Burzum
This is War
I Lie Wounded on Wintery Ground
With Hundred of Corpses around
Many Wounded Crawl Helplessly around
On the Blood Red Snowy Ground
War
Cries of the (ha, ha) Suffering Sound
Cries for Help to All Their Dead Moms
War
Many Hours of Music
Many Drops of Blood
Many Shiverings and Now I Am Dead
And Still We Must Never Give up
War
Grim And Frostbitten Kingdoms - Immortal
Frostbitten I became
Forthwith to see
Crystalized dimensions
To where the unfaithful fly
You might say
I'm demonized
But yet not the only one
You must come to me
There are nocturnal paths
To follow
Painted faces
From earlier centuries
Wander by desecrating winds
Binded shadows
Cast out from daylight
And from the beaten lands
Frostbitten I became
Forthwith to see
Crystalized dimensions
To where the unfaithful fly
You might say
I'm demonized
But yet not the only one
You must come to me
There are
Nocturnal path to follow
Enjoying the circle of eminent silence
Amidst the glacial abyss
Join my yearning emptiness
And the knowing
Of being beneath
Grim and frostbitten kingdoms
Forthwith to see
Crystalized dimensions
To where the unfaithful fly
You might say
I'm demonized
But yet not the only one
You must come to me
There are nocturnal paths
To follow
Painted faces
From earlier centuries
Wander by desecrating winds
Binded shadows
Cast out from daylight
And from the beaten lands
Frostbitten I became
Forthwith to see
Crystalized dimensions
To where the unfaithful fly
You might say
I'm demonized
But yet not the only one
You must come to me
There are
Nocturnal path to follow
Enjoying the circle of eminent silence
Amidst the glacial abyss
Join my yearning emptiness
And the knowing
Of being beneath
Grim and frostbitten kingdoms
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Grim And Frostbitten Kingdoms - Immortal
Los viejos tiempos
Ya nada es lo que era y eso me entristece. Las sensaciones y las caras han cambiado para siempre, no volverán jamás. Lo único que quedan son recuerdos y nostálgia de tiempos "mejores". Los sentimientos eran suaves y tiernos. Ahora, son firmes, ásperos y duros como una maldita roca. Como extraño esas épocas de inocencia medio perdida! Las cosas nuevas, las emociones fuertes, la vitalidad del corazón. Ahora sólo quedan fragmentos de una foto descolorida y perdida en la memoria. Sólo quedan montañas, bosques, Luna llena y frío.
Por los viejos tiempos...
lunes, 3 de diciembre de 2007
Dioses nuevos en un cosmos viejo
Howard Phillips Lovecraft, autor de relatos y novelas fantásticas, es uno de los maestros clásicos del cuento de terror del siglo XX. Como el filósofo alemán Immanuel Kant, viajó por todo el mundo sin abandonar su ciudad natal, Providence (Rhode Island, EE.UU.) donde nació el 20 de agosto de 1890. En su Introducción a la literatura norteamericana Jorge Luis Borges -que en 1975 dedicó a su memoria uno de sus cuentos: There Are More Things- nos dice que Lovecraft, «muy sensible y de salud delicada, fue educado por su madre viuda y sus tías. Gustaba, como Hawthorne, de la soledad, y aunque trabajaba de día, lo hacía con las persianas bajas.» Se crió sobreprotegido, siempre solitario, entre personas mayores y cuando jugaba con otros niños, gustaba de teatralizar escenas mitológicas, aburriendo a sus compañeros. En ese momento corría a refugiarse en la gran biblioteca de su abuelo, una gran colección de libros, la mayoría del siglo XVIII, cuyo estilo en prosa inglesa imitaba a la perfección. Ahí asimiló historia, literatura, ciencia, y en especial astronomía, a la que era gran aficionado. Vivió una segunda vida en sus sueños, al punto que la mitad de su obra está regada con transcripciones de sus mundos oníricos, hecho que le valió el mote de «el soñador de Providence».
El principal vehículo de difusión de los relatos fantásticos de Lovecraft fue la revista Weird Tales, fundada en 1923, folletín con tapas sensacionalistas y una abirragada mezcla de géneros literarios, precursora de innumerables publicaciones posteriores de los aficionados a la ciencia ficción, género que crecería en popularidad y circulación en la posguerra, desplazando al género fantástico. Lovecraft se ganaba la vida como corrector de estilo y ghostwriter, tareas que redujeron la dedicación a su propia obra, si bien en sus colaboraciones (donde a veces ni figuraba como coautor) intercaló gran parte de su propia mitología. La justicia que otorga el tiempo hace que hoy leamos los nombres de sus clientes sólo porque figura HPL como colaborador.
Esta situación, sumada al hecho de que la mayor parte de sus escritos se publicaron en revistas populares junto con la ausencia de traducciones, provocó un desconocimiento por parte de la crítica especializada sobre la obra lovecraftiana. Cuando sus obras se publican en libro en la década del '70, comienzan las traducciones en francés y español, y crece su popularidad en la literatura europea y mundial (como había pasado con Poe, rescatado para el orbe por su traductor Charles Baudelaire). En Francia la revista Planète publica Hypnos y la prestigiosa L'Herne le dedica un número completo, mientras que en Argentina y España aparecen las primeras traducciones al español.
Pero Lovecraft, casi ignorado en vida, cuando muere en 1937 era célebre sólo en un reducido grupo de amantes de los relatos fantásticos. Su fama póstuma se debe principalmente a August Derleth (1909-1971), de Sauk City (Wisconsin, USA), amanuense, admirador y corresponsal suyo desde 1925. Derleth es uno de los autores más prolíficos de este siglo, con casi 150 libros y miles de contribuciones a revistas y periódicos de todo el mundo. Realizó una fructífera acción en el campo de la literatura fantástica, divulgando no sólo a su maestro sino presentando las obras de Ray Brabdury, Robert Bloch, etc., y rescatando del olvido a autores como Sheridan Le Fanu, Arthur Machen, o Algernon Blackwood. Al morir Lovecraft, Derleth fundó una editorial con el nombre de una de sus ciudades imaginarias: "Arkham House", en la que publicó en forma de libro su obra (que incluye poesía y ensayos), dispersa hasta entonces en antologías, revistas de tipo pulp fiction (llamadas así porque estaban impresas en papel de pulpa, el más barato), una voluminosa correspondencia y numerosos manuscritos con proyectos de relatos, borradores y apuntes.
La obra de Lovecraft contiene numerosos cuentos cortos, cuya primer época está dominada por el influjo de Edgar Allan Poe, a quien admiraba. Más tarde incorporará nuevos elementos procedentes de los ingleses Arthur Machen, Lord Dunsany y William Hope Hodgson logrando un nuevo estilo de relatos en los que predominan una precisa descripción local de Nueva Inglaterra (la costa nordeste de Estados Unidos) y la aparición de una mitología pletórica de razas prehumanas, conocidas con el nombre de los «mitos de Cthulhu». Todos estos nuevos dioses protagonizan la mayor parte de los relatos intervieniendo en los designios humanos. Este corpus mitológico agrupa una serie de trece relatos interconectados, escritos en un lapso de 14 años, desde 1921 a 1935.
La Enciclopedia Británica define el tema de los Mitos de Cthulhu como «la dislocación del tiempo y del espacio, que incluye seres horrorosos de origen extraterrestre.» Refiriéndose a sus mitos, dijo Lovecraft: «Todos mis relatos, por muy distintos que sean entre sí, se basan en la idea central de que antaño nuestro mundo fue poblado por otras razas que, por practicar la magia negra, perdieron sus conquistas y fueron expulsadas, pero viven aún en el Exterior, dispuestas en todo momento a volver a apoderarse de la Tierra.» Encontramos así en sus relatos a estos seres de eras pretéricas que suelen morar en cuerpos humanos para estudiar el universo conocido con el objetivo de recuperar su dominio y poder sobre los elementos; o vemos en otros relatos personas de nuestra época cuyas almas son captadas por estos seres y de este modo exploran, durante el sueño, mundos lejanos en el tiempo y en el espacio donde acechan las entidades primordiales aguardando el momento de recuperar su reino perdido.
Todos estos relatos tienen un protagonista de costumbres solitarias y aficiones cultas, muchos de ellos estudiantes de arqueología, profesores universitarios, o simplemente parientes de alguien que les deja entre su heredad pistas de los dioses Primordiales, y se ven así involucrados en extraños sucesos. En estos momentos el protagonista suele emprender un viaje y entonces Lovecraft despliega todo su arsenal escenográfico de atrayentes climas descriptivos y ajustada ambientación, con los que logra efectos opresivos, como en el cuento La ciudad sin nombre (1921), que relata las peripecias de un explorador en el cambiante desierto árabe, o en La sombra más allá del tiempo (1934), donde un profesor universitario comienza a sufrir lapsos temporales y permanece atrapado en lugares y épocas ajenas a la vida humana. Esta obra, junto con la novela El caso de Charles Dexter Ward (1927), donde retoma el tema del doble, están consideradas como lo mejor de su producción. Con respecto al realismo de sus cuentos, la Enciclopedia Británica señala que «sus conocimientos de Historia y Geografía y su interpolación de una mitología elaborada han otorgado a sus escritos una verosimilitud inesperada en la literatura fantástica.»
Como Mark Twain y Wiliam Faulkner con sus relatos costumbristas, creó ciudades imaginarias en su amada Nueva Inglaterra: Arkham es una transfiguración de Salem (Massachussets), y Dunwich de Hamden (Connetticut); pero otras aventuras tienen como escenario la Antártida, como en el relato En las montañas de la locura (1931), donde retoma elementos de La Narración de Arthur Gordon Pym de su admirado Edgar Allan Poe, mientras que en otros casos nos lleva hasta Aldebarán o la mítica Kadath. En estos escenarios sus atribulados personajes deambulan indagando sobre los orígenes de tenebrosos sucesos, huyendo aterrorizados por la aparición de los dioses primordiales que perturban nuestro continuum espacio-temporal de tres dimensiones.
Pero todo dios que se precie posee su libro sagrado, y no podía faltar la Biblia del terrible Cthulhu: se trata del famoso tratado de magia negra y conjuros portentosos denominado Necronomicon, escrito por el poeta árabe Abdul Alhazred en el año 700 en Damasco, que llegó a Occidente por medio de traducciones al griego y latín (se cree que el misterioso Dr. John Dee realizó una traducción al inglés) . Este libro es terriblemente peligroso -se afirma que leerlo produce insania-, y se lo mantiene bajo llave en muy pocas bibliotecas como las del Vaticano, el British Museum, o en la de la Universidad de Buenos Aires. Todos los adoradores de Cthulhu suelen atravesar ominosas peripecias para llegar a obtener la información necesaria de este arcano maldito, que contiene las claves para permitir el regreso triunfal y apocalíptico de Cthulhu y sus huestes, que acechan en las fronteras espacio-temporales aguardando que sus temibles y degenerados sectarios abran las puertas dimensionales mediante extrañas invocaciones mágicas y sacrificios.
Con sus nuevos dioses y sus temibles sectarios Lovecraft creó un mundo imaginario en las grietas del racional y ordenado siglo XX, pero dejó las puertas abiertas en sus ficciones y hoy ciertas sectas empalidecen sus más terribles alucinaciones. Si algunos neo-budistas fabrican bombas atómicas con la esperanza de borrar la raza humana de la tierra y lograr así la paz final en el planeta, el caos que surge del orden vaticinado por el «soñador de Providence» en sus obras quizás no sea tan fantástico.
Lovecraft abandonó este mundo hace cincuenta y ocho años en la misma ciudad que contemplara su nacimiento, dejándonos un virtuoso legado: sus hermosos y alucinantes relatos, que para los lectores auténticamente imaginativos son símbolos y signos que abren hermosos reservorios de recuerdos atávicos, de manera que podemos considerarlo no sólo como escritor, sino como un poeta que hace de cada lector un soñador.
El principal vehículo de difusión de los relatos fantásticos de Lovecraft fue la revista Weird Tales, fundada en 1923, folletín con tapas sensacionalistas y una abirragada mezcla de géneros literarios, precursora de innumerables publicaciones posteriores de los aficionados a la ciencia ficción, género que crecería en popularidad y circulación en la posguerra, desplazando al género fantástico. Lovecraft se ganaba la vida como corrector de estilo y ghostwriter, tareas que redujeron la dedicación a su propia obra, si bien en sus colaboraciones (donde a veces ni figuraba como coautor) intercaló gran parte de su propia mitología. La justicia que otorga el tiempo hace que hoy leamos los nombres de sus clientes sólo porque figura HPL como colaborador.
Esta situación, sumada al hecho de que la mayor parte de sus escritos se publicaron en revistas populares junto con la ausencia de traducciones, provocó un desconocimiento por parte de la crítica especializada sobre la obra lovecraftiana. Cuando sus obras se publican en libro en la década del '70, comienzan las traducciones en francés y español, y crece su popularidad en la literatura europea y mundial (como había pasado con Poe, rescatado para el orbe por su traductor Charles Baudelaire). En Francia la revista Planète publica Hypnos y la prestigiosa L'Herne le dedica un número completo, mientras que en Argentina y España aparecen las primeras traducciones al español.
Pero Lovecraft, casi ignorado en vida, cuando muere en 1937 era célebre sólo en un reducido grupo de amantes de los relatos fantásticos. Su fama póstuma se debe principalmente a August Derleth (1909-1971), de Sauk City (Wisconsin, USA), amanuense, admirador y corresponsal suyo desde 1925. Derleth es uno de los autores más prolíficos de este siglo, con casi 150 libros y miles de contribuciones a revistas y periódicos de todo el mundo. Realizó una fructífera acción en el campo de la literatura fantástica, divulgando no sólo a su maestro sino presentando las obras de Ray Brabdury, Robert Bloch, etc., y rescatando del olvido a autores como Sheridan Le Fanu, Arthur Machen, o Algernon Blackwood. Al morir Lovecraft, Derleth fundó una editorial con el nombre de una de sus ciudades imaginarias: "Arkham House", en la que publicó en forma de libro su obra (que incluye poesía y ensayos), dispersa hasta entonces en antologías, revistas de tipo pulp fiction (llamadas así porque estaban impresas en papel de pulpa, el más barato), una voluminosa correspondencia y numerosos manuscritos con proyectos de relatos, borradores y apuntes.
La obra de Lovecraft contiene numerosos cuentos cortos, cuya primer época está dominada por el influjo de Edgar Allan Poe, a quien admiraba. Más tarde incorporará nuevos elementos procedentes de los ingleses Arthur Machen, Lord Dunsany y William Hope Hodgson logrando un nuevo estilo de relatos en los que predominan una precisa descripción local de Nueva Inglaterra (la costa nordeste de Estados Unidos) y la aparición de una mitología pletórica de razas prehumanas, conocidas con el nombre de los «mitos de Cthulhu». Todos estos nuevos dioses protagonizan la mayor parte de los relatos intervieniendo en los designios humanos. Este corpus mitológico agrupa una serie de trece relatos interconectados, escritos en un lapso de 14 años, desde 1921 a 1935.
La Enciclopedia Británica define el tema de los Mitos de Cthulhu como «la dislocación del tiempo y del espacio, que incluye seres horrorosos de origen extraterrestre.» Refiriéndose a sus mitos, dijo Lovecraft: «Todos mis relatos, por muy distintos que sean entre sí, se basan en la idea central de que antaño nuestro mundo fue poblado por otras razas que, por practicar la magia negra, perdieron sus conquistas y fueron expulsadas, pero viven aún en el Exterior, dispuestas en todo momento a volver a apoderarse de la Tierra.» Encontramos así en sus relatos a estos seres de eras pretéricas que suelen morar en cuerpos humanos para estudiar el universo conocido con el objetivo de recuperar su dominio y poder sobre los elementos; o vemos en otros relatos personas de nuestra época cuyas almas son captadas por estos seres y de este modo exploran, durante el sueño, mundos lejanos en el tiempo y en el espacio donde acechan las entidades primordiales aguardando el momento de recuperar su reino perdido.
Todos estos relatos tienen un protagonista de costumbres solitarias y aficiones cultas, muchos de ellos estudiantes de arqueología, profesores universitarios, o simplemente parientes de alguien que les deja entre su heredad pistas de los dioses Primordiales, y se ven así involucrados en extraños sucesos. En estos momentos el protagonista suele emprender un viaje y entonces Lovecraft despliega todo su arsenal escenográfico de atrayentes climas descriptivos y ajustada ambientación, con los que logra efectos opresivos, como en el cuento La ciudad sin nombre (1921), que relata las peripecias de un explorador en el cambiante desierto árabe, o en La sombra más allá del tiempo (1934), donde un profesor universitario comienza a sufrir lapsos temporales y permanece atrapado en lugares y épocas ajenas a la vida humana. Esta obra, junto con la novela El caso de Charles Dexter Ward (1927), donde retoma el tema del doble, están consideradas como lo mejor de su producción. Con respecto al realismo de sus cuentos, la Enciclopedia Británica señala que «sus conocimientos de Historia y Geografía y su interpolación de una mitología elaborada han otorgado a sus escritos una verosimilitud inesperada en la literatura fantástica.»
Como Mark Twain y Wiliam Faulkner con sus relatos costumbristas, creó ciudades imaginarias en su amada Nueva Inglaterra: Arkham es una transfiguración de Salem (Massachussets), y Dunwich de Hamden (Connetticut); pero otras aventuras tienen como escenario la Antártida, como en el relato En las montañas de la locura (1931), donde retoma elementos de La Narración de Arthur Gordon Pym de su admirado Edgar Allan Poe, mientras que en otros casos nos lleva hasta Aldebarán o la mítica Kadath. En estos escenarios sus atribulados personajes deambulan indagando sobre los orígenes de tenebrosos sucesos, huyendo aterrorizados por la aparición de los dioses primordiales que perturban nuestro continuum espacio-temporal de tres dimensiones.
Pero todo dios que se precie posee su libro sagrado, y no podía faltar la Biblia del terrible Cthulhu: se trata del famoso tratado de magia negra y conjuros portentosos denominado Necronomicon, escrito por el poeta árabe Abdul Alhazred en el año 700 en Damasco, que llegó a Occidente por medio de traducciones al griego y latín (se cree que el misterioso Dr. John Dee realizó una traducción al inglés) . Este libro es terriblemente peligroso -se afirma que leerlo produce insania-, y se lo mantiene bajo llave en muy pocas bibliotecas como las del Vaticano, el British Museum, o en la de la Universidad de Buenos Aires. Todos los adoradores de Cthulhu suelen atravesar ominosas peripecias para llegar a obtener la información necesaria de este arcano maldito, que contiene las claves para permitir el regreso triunfal y apocalíptico de Cthulhu y sus huestes, que acechan en las fronteras espacio-temporales aguardando que sus temibles y degenerados sectarios abran las puertas dimensionales mediante extrañas invocaciones mágicas y sacrificios.
Con sus nuevos dioses y sus temibles sectarios Lovecraft creó un mundo imaginario en las grietas del racional y ordenado siglo XX, pero dejó las puertas abiertas en sus ficciones y hoy ciertas sectas empalidecen sus más terribles alucinaciones. Si algunos neo-budistas fabrican bombas atómicas con la esperanza de borrar la raza humana de la tierra y lograr así la paz final en el planeta, el caos que surge del orden vaticinado por el «soñador de Providence» en sus obras quizás no sea tan fantástico.
Lovecraft abandonó este mundo hace cincuenta y ocho años en la misma ciudad que contemplara su nacimiento, dejándonos un virtuoso legado: sus hermosos y alucinantes relatos, que para los lectores auténticamente imaginativos son símbolos y signos que abren hermosos reservorios de recuerdos atávicos, de manera que podemos considerarlo no sólo como escritor, sino como un poeta que hace de cada lector un soñador.
LOS MITOS DE CTHULHU
1921 La ciudad sin nombre
1923 El ceremonial
1926 La llamada de Cthulhu
1927 El color que cayó del cielo
1927 El caso de Charles Dexter Ward
1928 El horror de Dunwich
1930 El que susurraba en las tinieblas
1931 La sombra sobre Insmouth
1931 En las montañas de la locura
1932 Los sueños en la casa de la bruja
1934 La cosa en el umbral
1934 La sombra más allá del tiempo
1935 El que acecha en la oscuridad
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